Suelo comenzar mis clases sobre Los ríos profundos (1958) de José María Arguedas repitiendo las palabras del poeta y crítico peruano Ricardo González Vigil: «Los ríos profundos es una de las novelas más admirables de la literatura latinoamericana». Precisamente, esta semana empezaremos en clase, aquí en Perugia, con esa obra; pero no voy a hablar de eso. Quiero recordar una de las mejores experiencias académicas que tuve el curso pasado, cuando visitó la Facultad, allí, en Cáceres, el historiador de la literatura Alejandro Pérez Vidal, que habló a nuestras alumnas y nuestros alumnos de «Entre las infamias históricas y las glorias literarias. Breve recorrido por la vida y la obra de Bartolomé José Gallardo (Campanario 1776-Alcoy 1852)». Se celebró el jueves 4 de abril de este año, y fue una satisfacción escucharlo, así como que el salón de actos de la Facultad estuviese lleno, con el consabido público universitario, pero también con una buena representación de paisanos de don Bartolomé, que se desplazaron desde Campanario para asistir a la conferencia. Alejandro Pérez Vidal llegó a Cáceres acompañado por su mujer, Dorotea, y por un amigo y antiguo compañero en la Universidad de Gerona, Giovanni Albertocchi, que se jubiló allí como profesor de literatura italiana. Fue un placer pasar con ellos un par de días en Cáceres y en Malpartida de Cáceres, en donde conocieron el Museo Vostell. Paseando por su entorno, conversé con Giovanni Albertocchi sobre una de sus especialidades —ha escrito también sobre Leopardi, Italo Svevo o Claudio Magris—, Alessandro Manzoni, uno de los autores tratados en el estudio del que me habló: Adelante, Pedro, con juicio. Aproximaciones cordiales a la literatura italiana de los siglos XIX y XX (Ediciones Barataria, 2012). El encuentro fue gratísimo y provechoso —uno siempre aprende de los que saben—, y lo he asociado desde entonces a Bartolomé José Gallardo y a su estudioso Alejandro Pérez Vidal, con quienes tengo tratos en proyectos en marcha. Pues bien, el día de mi santo, el pasado 29 de septiembre, en el mercadillo (mercatino antiquariato e usato) que se instala en Piazza Italia los sábados y domingos últimos del mes, encontré en un puesto de libros esta traducción italiana de la novela de Arguedas: I fiumi profondi, en Einaudi. Fascinado por la casualidad de encontrar en Perugia la novela de la que iba a hablar en mis clases, pregunté el precio, pagué cinco euros y me llevé el ejemplar, algo fatigado, sobre todo en los cantos, por una presumiblemente larga exposición a las inclemencias del tenderete. Pero la sorpresa fue mayor cuando llegué a casa, abrí el libro, y anoté todos sus datos: José María Arguedas, I fiumi profondi. Traduzione di Umberto Bonetti. A cura di Giovanni Albertocchi. Torino, Giulio Einaudi editore, 1981. Tardé poco en enviar un wasap a Giovanni preguntando si era en efecto él el autor de esa edición, de su introducción y de su apéndice contextualizador sobre aspectos como los antecedentes precolombinos, el mundo incaico, el papel de la Iglesia o los escritores latinoamericanos que han tratado el tema del indio. «Sí, soy yo», me respondió a los pocos minutos. No sé si notó mi entusiasmo cuando le dije que hablaría de la novela con mis estudiantes de Perugia y comentaría este hallazgo italiano tan entrañable. Este ejemplo de un renombre y una pervivencia de Arguedas que me ha permitido recordar el vínculo cordial de admiración a un profesor sensible a la buena literatura.
martes, 8 de octubre de 2024
domingo, 26 de marzo de 2023
Sybila Arredondo
Preparaba mis notas esta tarde sobre mis clases de mañana sobre el escritor peruano José María Arguedas —leeremos Los ríos profundos— y me acordé de que hace poco más de dos años mi amigo Ignacio Úzquiza me pidió que si podía averiguar la dirección de Sybila Arredondo, la viuda del escritor, porque quería enviarle un libro. No me costó mucho saber que vivía en una parcela de Rangue, a setenta kilómetros al sur de Santiago de Chile, sin más datos. Sé que le envió el libro por el que, por persona interpuesta, Sybila se había interesado: El río y el mar. Correspondencia José María Arguedas / Emilio Adolfo Westphalen (1939-1969), que publicó Fondo de Cultura Económica en 2011.Y sé que se lo devolvieron y que, a día de hoy, no sabemos nada de ella. No será muy difícil saber algo; y hay huellas relativamente recientes de su presencia en la prensa digital. Sybila pasó catorce o quince años en las cárceles de Perú acusada de terrorismo y de pertenecer a Sendero Luminoso. Sin dejar de vincularse con la lucha revolucionaria como una mujer de izquierda marxista y leninista, se dedicó a la preparación de las obras completas de su marido hasta que fue detenida. Estuvo presa hasta diciembre de 2002, cuando regresó a su Chile natal. Su madre, la escritora Matilde Ladrón de Guevara (1910-2009), escribió e hizo muchas gestiones para lograr la liberación de su hija. He visto un dossier en el que hay escritos de Sybila al presidente chileno Patricio Aylwin y de su madre a su sucesor Eduardo Frei en 1996 en los que se expresa así: «S.E. tiene hijas y en los momentos que usted razonaba en T.V., las evoqué, deseándoles lo más bello y noble en su futuro y jamás el sufrimiento de la mía, exterminada en Perú, prisionera enferma física y psíquicamente», y que cierra: «Le requiero respetuosamente auxilio, en nombre de sus hijas, y liberarme con Sybila hacia la patria maravillosa para aurar “el alma herida de Chile”… y la estrictamente humana de esta madre, su adepta y S.S. cuya vida deja en sus manos». Me fascina y, por supuesto, me sobrepasa que la relectura de unos apuntes sobre una novela para preparar unas clases me lleve a tantas circunstancias y a tanta historia, y que también vuelva a toparme con las palabras que Arguedas, antes de pegarse un tiro, dejó escritas. A su mujer y al mundo. Algunas, en su novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971).