lunes, 20 de abril de 2015

Ética y pedagogía


En el apartado «El juego de la ética» de su libro ¿Para qué sirve realmente la ética? (Barcelona, Paidós, 2013), que fue reconocido con el Premio Nacional de Ensayo 2014, Adela Cortina escribió: «Estrenábamos ese año el controvertido 'Plan Bolonia', con lo cual hubo que redactar una tonta guía de la materia, en la que figuraban el volumen de trabajo que se suponía que debía invertir un alumno medio en hacerse con ella, los objetivos, y una infinidad de competencias, divididas en básicas, generales y específicas, a cuál más inútil. Toda esa jerga burocrática con la que se están empeñando en destrozar poco a poco la universidad aquellos a los que corresponde, y después se quejan del nivel que alcanzan nuestras universidades en los índices mundiales. | En cuanto al contenido, que en la maraña de formalidades parece irrelevante, cuando justamente es lo importante y por eso es lo que elabora con gusto y cuidado el profesor, trataba yo de ir mostrando cómo la ética se va tejiendo a lo largo de la historia a partir de tradiciones que ponen su acento en las cartas indispensables para jugar al juego de la moral.» (pág. 32)

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