jueves, 7 de noviembre de 2013

A vueltas con Blas de Otero


Y felizmente. Es curioso que en tan poco tiempo, en dos clases casi consecutivas, nos hayan surgido sendos pormenores textuales sobre Blas de Otero —y conste que no está incluido en el programa— a propósito de las formas del lenguaje poético y de las del lenguaje musical. Remito a mi entrada de este miércoles en Pura tura. El caso es que al comparar el texto del poema «En el principio», de Pido la paz y la palabra (1955), con la canción popularizada por Paco Ibáñez, y conocida como «Me queda la palabra», hemos comprobado que lo que el cantautor dice —siempre, en todas las grabaciones que he podido escuchar, y son bastantes— en la tercera estrofa («Si abrí los ojos para ver el rostro / puro y terrible de mi patria») no se corresponde con el texto del poema: «Si abrí los labios para ver el rostro / puro y terrible de mi patria». Esto no ocurre con otras versiones del poema musicadas por otros, como el grupo «Aguaviva» o el cantor jienense Paco Damas, que no alteran el texto original, como puede comprobarse en este blog. En todas las ediciones consultadas, y hay que incluir, por supuesto, la definitiva de la Obra completa de Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores que ilustra esta entrada, se lee  «Si abrí los labios para ver el rostro / puro y terrible de mi patria, / si abrí los labios hasta desgarrármelos, / me queda la palabra.» Sin embargo, Paco Ibáñez siempre normalizó —anuló— la intención sinestésica del poema que abría los labios para ver. Vivía Blas de Otero cuando Paco Ibáñez cantó por primera vez estos versos, y toleró, naturalmente, su lectura, que es —«Si abrí los ojos para ver el rostro / puro y terrible de mi patria»— la que está difundida como letra de la canción. La letra de la canción; pero no el texto del poema.

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