De hace unos días:
"Te escribo para contarte que ya he empezado a trabajar como profe […] Me presenté a las oposiciones, como sabes y, a pesar de los temas tan malísimos que nos tocaron, pues tres de las bolas que nos salieron fueron de la parte de gramática (sobre el sintagma nominal, sobre las oraciones... que no eran temas para lucirte), otro sobre la comunicación verbal y no verbal y otro sobre la literatura gallega, catalana y vasca (en vez de salirnos algún tema bonito de literatura) tuve de nota final un 9.05. Así que quedé a las puertas de coger la plaza, solo que este año había únicamente diecinueve, con lo cual no pudo ser. Pero bueno, me sirvió para tener un buen número en la lista de interinos. El caso es que no empecé a trabajar desde el principio, me tocó esperar. […] Pero el jueves pasado sonó el teléfono. Me llamaban de la Delegación para sustituir a un profesor en el Instituto […] Ya ves, al ladito de casa. Es una baja por un mes, más o menos, aunque seguramente será hasta Navidades. Estoy en el nocturno y el viernes fue mi primera clase. Doy a dos grupos de Enseñanza para Adultos (que tienen niveles más o menos de 3º o 4º de ESO, que lo que quieren es conseguir el título de Secundaria) y doy también a 2º de Bachillerato: Lengua y literatura y también Literatura Universal. Concretamente empecé el viernes con el Teatro anterior a la Guerra Civil como tema. Como lectura están con El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, del cual les tengo que hacer un examen la semana que viene. La verdad es que estoy muy contenta y me hacía ilusión compartir contigo esta experiencia, ya que, al fin y al cabo, vosotros, los profesores, formáis parte de nuestros éxitos. Espero que todo te esté yendo muy bien. Un saludo."
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